23 APRILE 2011
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Vespri Siciliani de Verdi en el Teatro Regio de
Turín
Ramón Jacques
Foto: Ramella&Giannese - Fondazione Teatro Regio di Torino.
Renzo Bellardone
Con toda evidencia el paralelismo entre los eventos del
pasado y los de la Italia del presente, en vez de dejar marcas
indelebles para construir una sabia lección para construir,
ha pasado en un tiempo inobservado por indiferencia o por
cómoda conveniencia. La puesta en escena de I Vespri
Siciliani del Regio de Turín es una pintura de fuertes tintes
fotográficos que muestran una escalofriante verdad.
Conveniencia y comodidad inducen frecuentemente a girar
la cabeza hacia otra parte o a ceder a un frenético zapping
para cambiar canales, sin darse cuenta que el control nos
permite solo “cambiar el canal”, pero no eliminarlo o destruirlo creando un exasperante miedo que quiere negar
la verdad. Sobre el escenario del Regio de Turín la verdad no se puede eludir y cuando las sombras mas se
oscurecieron, mientras avanzaba la representación, se hizo claro y todo se pudo ver aun con los ojos cerrados: la
¡Música nos obliga a entender! No se puede jugar o coquetear con la crónica, por ello es necesario hacer un
recuento con la historia es esta puesta escénica, por ello, Davide Livermore pensó en una Italia de todos los
tiempos y la ambientación en nuestros días, refleja el hecho que hoy la invasión del “suelo italiano” son los
medios que a través de una “información manipulada producen el desmantelamiento cultural, anulan la
identidad y cancelan los sueños. La puesta en escena denuncia una sociedad siempre más vacía e inconsistente
de valores civiles: han pasado ciento cincuenta años, pero ni Italia ni todos los italianos sabrían valorar la
gravedad de los dramas que carcomen al país, todo transcurre como la publicidad y el mensaje de la realización
enviado tanto a las personas de cultura, como a los más sencillos, al grado de cimbrarles el alma con los medios
y los hace refugiarse en un mundo falso, ficticio precario y en extinción! Como se usa hoy, la puesta transcurre
en gran medida en directo, en dos grandes pantallas que reflejan todo, sobretodo el mal gusto que con un
anestésico proceso de edulcoración sabe intervenir en el momento oportuno para esconder la incómoda verdad:
así, “ la transmisión es momentáneamente interrumpida...” Sindicalistas y militares y ancianos deseosos
acompañados por bellas mujeres de paga, son incesantemente filmados por equipos televisivos y entrevistados
por periodistas. La escena sobria y eficaz, se convierte en angustiante cuando representa el atentado mafioso en
Sicilia conocido como La Strage di Capaci y de gran mensaje al final en el que un estudio televisivo lleno de
personas cubiertos por mascaras todas iguales, son sacados fuera de un Parlamento sobre el que aparece el
artículo 1° de la Constitución Italiana. Después de 38 años el Regio de Turín, volvió a la ópera de Verdi que en
el ´73 inauguró el reconstruido teatro con la única dirección escénica de María Callas y Giuseppe di Stefano,
con vestuarios y puesta en escena de Aligi Sassu, la dirección de Fulvio Venizzi y las voces de Raina
Kabaivanska, Gianni Raimondi, Licinio Montefusco y Bonaldo Giaiotti. En esta edición del 2011 las
escenografías fueron realizadas por un atento Santi Centineo, mientras que los vestuarios esta vez visiblemente
provocativos fueron de Giusi Giustino. La iluminación de Andrea Anfossi, y los videos de Marco Fantozzi
junto a las provocativas coreografías de Luisa Baldinetti, Cristina Banchetti y el propio Livermore, quien
implanto y eficazmente completó la idea de la representación.
Con su baqueta, el director musical del teatro, el Maestro
Gianandrea Noseda, condujo una vez más con vigor y
dignidad a la orquesta desde los abismos más profundos de
la partitura hasta exaltar los vértices más altos de la
ecléctica espiritualidad y llegar a un espíritu de pertenencia
itálica. Supo “excavar” en la partitura con ánimo
participativo y envolvente, armonizando las voces de los
instrumentos con la de los cantantes, a quienes exhortó y
apoyó para recrear de nueva cuenta, una obra maestra de
excelente refinamiento. Con la orquesta logró exaltar los
momentos impulsivos de las escenas, y supo transformar el sonido en un suave tapete sobre el cual apoyó las
voces de la intimidad y de las más sufridas decisiones. Desde la obertura la orquesta de opera se convirtió en
una grande orquesta sinfónica, siempre preponderante y con la intención de privilegiar el éxito de la obra
maestra Verdiana. El elenco estuvo todo excelente, y en sustitución de la indispuesta Sondra Radvanovsky, la
parte de Elena fue afrontada por Maria Agresta que se convirtió en la sorpresa y el descubrimiento de la
producción! Firme, segura y ágil, supo alcanzar los tonos más altos para después descender a lo más profundo
con espontaneidad y naturaleza sin alejarse nunca del
personaje.
De excelente nivel vocal e interpretativo estuvo el
consolidado tenor Gregory Kunde que supo hacer un
Arrigo enamorado con voz clara, potente y bien modulada.
Ildar Abdrazakov interpretó al ‘terrorista’ Procida con voz
profunda, cálida y también amenazadora. El barítono
Franco Vassallo trazó el personaje de Monforte con un
tono seguro y triste. Todo el cast, se presentó en un buen
nivel, todos vocalmente seguros con fraseo claro y cada
personaje estuvo bien construido y definido: Dario Russo
en el papel del sire de Bethude, Riccardo Ferrari –el
conde de Vaudemont, Giovanna Lanza –Ninetta, Mattias
Stier –Danieli, Cristiano Olivieri-Tebaldo, Seath Mease Carico-Roberto y Roberto Guenno –Manfredo. Un
aplauso para el Coro del Regio de Turín que bajo la dirección de Claudio Fenoglio ocupa siempre un papel de
relieve y una preponderante presencia sobre la escena; también en “Vespri” en la que se levantó a una primera
presencia musical por sus movimientos en escena como por su exaltante y envolvente musicalidad. Una
producción muy atrevida y audaz de difícil realización, que fue apreciada y aplaudida por un público que en
gran parte se presentó al teatro con el ¨tricolor” orgulloso de asistir a la representación de una ópera lirica que
no es políticamente neutra, pero que presume páginas de incomparable y envolvente belleza musical. ! La
música siempre vence!
I Vespri Siciliani - Ovvero il coraggio della verità - Teatro Regio di Torino
Foto: Ramella&Giannese- Fondazione Teatro Regio di Torino
Renzo Bellardone
Di tutta evidenza il parallelismo tra le vicende del passato e quelle dell’italico presente, come se il tempo
trascorso invece di lasciare indelebili segni atti a costruire dottrina per il saggio operare, sia passato inosservato
per incuranza o per comode convenienze. La messa in scena del Regio di Torino di Vespri Siciliani è un dipinto
a forti tinte fotografiche d’agghiacciante verità. Convenienti comodità inducono troppo spesso a girare il capo
dall’altra parte o ad indulgere in frenetico zapping a cambiare canale, senza rendersi conto che il telecomando
ci permette solo di ‘cambiarlo il canale’, ma non di eliminarlo ed annientarlo in una esasperante paura che
vuole negare la verità. Sul palco del Regio di Torino però la verità non si può eludere e quanto più le ombre
diventano scure, quanto più la rappresentazione si fa chiara e tutto si vede anche ad occhi chiusi: la Musica
costringe a capire! Non ci si può trastullare con la cronaca, bisogna fare i conti con la storia e con questa regia,
Davide Livermore ha pensato all’Italia di tutti i tempi e da qui l’ambientazione ai giorni nostri, riflettendo sul
fatto che oggi l’invasore dell’ “italico suolo” sono i media che attraverso “un’informazione manipolata
producono lo smantellamento culturale, azzerano le identità e cancellano i sogni.” La messa in scena denuncia
una società sempre più vuota e inconsistente di valori civili: sono passati centocinquant'anni, ma l'Italia e non
tutti gli italiani sanno valutare la gravità dei drammi che minano il paese; tutto scorre come la pubblicità ed il
messaggio della realizzazione è rivolto sia alle persone di cultura, che alle più semplici affinché scuotano gli
animi con i mezzi a disposizione, anziché rifugiarsi in un mondo finto, fittizio, precario ed in estinzione! Così
come in uso oggi, la vicenda scorre per buona parte in diretta, su due grandi schermi ad esibire di tutto,
soprattutto il cattivo gusto che con un anestetico processo di edulcorazione sa intervenire al momento
opportuno per nascondere scomode verità: ‘la trasmissione è momentaneamente interrotta….’ Sindaci e militari
ed anziani vogliosi accompagnati da bellezze femminili a pagamento, sono incessantemente ripresi da troupes
televisive ed intervistati da omologati giornalisti. La scena sobria ed efficace, diviene angosciante quando
rappresenta la strage di Capaci e di grande messaggio al finale dove uno studio televisivo pieno di persone
senza volti, ovvero coperti da maschere tutte uguali, viene ‘spazzato via’ da un Parlamento su cui appare
l’articolo 1° della Costituzione italiana”.
Dopo 38 anni, al Regio di Torino, torna l'opera di Verdi che
nel 73 inaugurò il riedificato teatro, con l’unica regia di Maria Callas e Giuseppe Di Stefano; i costumi e le
scene di Aligi Sassu, la direzione di Fulvio Vernizzi e le voci di Raina Kabaivanska, Gianni Raimondi, Licinio
Montefusco e Bonaldo Giaiotti. In questa edizione del 2011 le scene sono realizzate da un attento Santi
Centineo , mentre i costumi ora essenziali ora sfarzosamente provocatori sono di Giusi Giustino. Le luci di
Andrea Anfossi, ed i video di Marco Fantozzi, insieme alle provocatorie coreografie di Luisa Baldinetti,
Cristina Banchetti e dello stesso Livermore, ad implementare ed efficacemente completare l’idea della
rappresentazione. La bacchetta è quella del direttore musicale del teatro, ovvero il Maestro Gianandrea
Noseda, che ancora una volta con vigore e fierezza conduce l’orchestra negli abissi profondi dello spartito per
riportarla esaltante alle vette più alte dell’eclettica spiritualità fino allo spirito d’italica appartenenza. Sa
‘scavare’ nella partitura con animo partecipativo e coinvolto, armonizzando le voci degli strumenti con quelle
dei cantanti, che incoraggia e sostiene, ricreando ancora una volta, un capolavoro di eccellente ricercatezza.
Con l’orchestra riesce ad esaltare i momenti dell’irruente intemperanza delle scene così come sa tramutare il
suono in un soffice tappeto su cui appoggiare le voci dell’intimità e delle più sofferte decisioni. Fin
dall’ouverture l’orchestra d’opera diventa grande orchestra sinfonica, mai preponderante sempre in
condivisione a privilegiare la riuscita dell’insieme del capolavoro Verdiano. Il cast è tutto di eccellenza: in
sostituzione di Sondra Rovanosky indisposta, la parte di Elena viene affrontata da Maria Agresta che diviene
la sorpresa e la scoperta della produzione! Ferma, sicura, agile sa raggiungere i toni più alti per scendere poi al
profondo con spontaneità e naturalezza senza mai allontanarsi dal personaggio! Di eccellente livello vocale ed
interpretativo l’affermato tenore Gregory Kunde che sa rendere un Arrigo innamorato con voce chiara e
potente e ben modulata.
Ildar Abdrazakov interpreta il ‘terrorista’ Procida con voce
profonda e calda ancorché minacciosa.. Il baritono Franco Vassallo tratteggia il personaggio di Monforte con
piglio sicuro ed accorato. Tutto il cast, di buon livello, si presenta vocalmente sicuro con fraseggio chiaro ed
ogni personaggio viene ben costruito e definito : Dario Russo nel ruolo del sire di Bethude, Riccardo Ferrari
–il conte di Vaudemont, Giovanna Lanza –Ninetta, Mattias Stier Danieli, Cristiano Olivieri-Tebaldo, Seath
Mease Carico-Roberto e Roberto Guenno –Manfredo. Un plauso al Coro del Regio di Torino che con la
direzione di Claudio Fenoglio ha sempre un ruolo di tutto rilievo e di preponderante presenza sul palco; anche
in ‘Vespri’ assurge a presenza primaria sia per movimento in scena che per esaltante e coinvolgente musicalità.
Produzione coraggiosa di non facile realizzazione, apprezzata ed applaudita da un pubblico che in larga parte si
è presentato in teatro con il ‘tricolore’ all’occhielload assistere alla rappresentazione di un’opera lirica non
politicamente neutra, che vanta delle pagine di incomparabile e coinvolgente bellezza musicale. La Musica
vince sempre!